La corresponsabilidad y los autocuidados son los principales aliados para prevenir la sobrecarga derivada de ser personas cuidadoras
El daño cerebral adquirido es una discapacidad que se produce cuando aparece, de forma súbita y repentina, una lesión en nuestro cerebro, normalmente producida por un ictus o un traumatismo craneoencefálico. Es una discapacidad adquirida, pues no se nace con ella y surge, por lo general, en la edad adulta; además, es inesperada, ya que aparece de un momento a otro.
Tras la lesión, la persona adquiere, en mayor o menor medida, cierto grado de dependencia, y comienza a necesitar apoyos en esferas de su vida o en actividades cotidianas en las que antes era totalmente autónoma: desde las más básicas como asearse, alimentarse o vestirse, hasta otras más complejas como ir a la compra, planificar un viaje o conducir.
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