En este módulo se aborda el valor del cuidado espiritual, cómo aquel momento en que se reconoce el papel del cuidador y el ejercicio del cuidado, muchas veces nace de una relación y de un reconocimiento, donde la enfermedad y el dolor permiten redimensionar desde la fragilidad las presencias de quienes comparten realidad con la persona cuidada.
Los cuidadores y quienes ejercen las labores de cuidado han descubierto fundamentalmente que la relación es esencial, aquella que parte del encuentro o más aún de hacerse el encontradizo con el dolor del otro, que permite trascender y encontrarse, buscar un sentido nuevo a la enfermedad y el dolor mediante dar valor a lo espiritual desde el estar ahí para el otro, en el momento preciso, con amor y dedicación, pero también en el soporte espiritual que requiere el cuidador para el ejercicio de una labor de cuidado integral.