Las personas dependientes son aquellas que necesitan ayuda para realizar alguna o todas las actividades básicas de su vida diaria, conforme con su edad y etapa vital (comer, vestirse, asearse, ir al baño y caminar o moverse) y aquellas otras actividades derivadas de su condición de dependencia (ir al médico, tomar la medicación, hacer compras, realizar gestiones, desplazarse fuera de su domicilio, etc.). Esta situación puede estar ocasionada por una enfermedad, un accidente repentino o por un proceso degenerativo progresivo.
En el cuidado de los pacientes dependientes colaboran distintas personas (farmacéuticos, enfermeros, asistente social, voluntarios, amigos, padres, hijos, etc.) pero siempre hay un cuidador principal, ya que el grueso de los cuidados de estos pacientes acaba recayendo principalmente en una sola persona, aquel miembro de la familia más cercano, accesible, con el que el enfermo ya convivía, con el que tiene más confianza o aquel que “tiene más tiempo”. Y esa persona, sea un hijo, un padre, una madre, hermano o un nieto, se convierte en el cuidador principal. Este cuidador principal se ocupa mayoritariamente del cuidado del familiar con dependencia, asumiendo un mayor grado de responsabilidad en los cuidados, en el tiempo y esfuerzo invertido y en la toma de decisiones.
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